Camilo Cienfuegos, una muerte poco revolucionaria

Por Ariel Maceo Tellez

Ir  echarle flores a Camilo Cienfuegos es unas de los actos más tristes que tiene la revolución cubana. Cada 28 de septiembre se movilizan escuelas, centros de trabajos y cubanos que sienten que le deben a la revolución, para ir a echarle flores a modo de homenaje al señor de la vanguardia, y todo eso es puro teatro, pantomima, porque la desaparición de Camilo es uno de las mentiras más crueles de la revolución cubana.

Cuando llega el día, miles de cubanos son movilizados hasta el pedazo de mar, o de rio que tengan más cerca, para rendirle homenaje al que fuera, probablemente, el hombre más popular del ejército rebelde.

Camilo Cienfuegos Gorriarán nació el 16 de febrero en 1932, en Lawton. Y desde adolescente se involucró en protestas estudiantiles. Algo lógico, sus padres eran anarquistas españoles.

Y justo después del golpe de estado de 1952, perpetrado por Fulgencio Batista, se fue directo a la universidad de la habana, a convocar un frente de resistencia contra esa dictadura. Así de valiente era ese señor, quien años después recibiera más aplausos, sin importar que anduviera con Fidel Castro, a donde quiera que llegara, y eso, más que nada, era una señal de amenaza, porque por menos que eso los Castros fusilaron a otros comandantes en la Sierra Maestra.

Pero cuando alguien crece en un barrio de esos, tiene la voluntad de sonreírle a la vida y hacerle frente, y así era Camilo Cienfuegos, que después de trabajar como emigrante en los EE.UU, fue deportado en el 55, y se puso a trabajar en el mundo del arte. Pero hombre de sangre caliente al fin, se involucró nuevamente en la pelea contra la dictadura, y en una manifestación rindiéndole homenaje a Antonio Maceo, recibió un disparo por parte de la policía de Batista.

Y los 28 de Octubre los cubanos se levantan temprano, y con cada flor que echan en el mar, sabiéndolo o no, se ríen de ese señor. Porque la desaparición de Camilo fue forzada, tan forzada que ni siquiera los comunistas le hicieron un monumento adecuado en el centro de La Habana, como es la costumbre del régimen, o en el lugar más lógico, el malecón.

Su presencia era un grave problema para los Castros, y él lo supo, porque hablando por teléfono con el comandante invicto Huber Matos, Camilo le dijo que tenía los brazos atados. Y en ese entonces, ni siquiera ser el jefe del Estado Mayor le salvaba de su muerte inminente, porque su tropa, la columna #2 bajo el nombre del héroe independentista que el admiraba,  Antonio Maceo, fue desmembrada en su totalidad, y Raúl Castro fue nombrado Ministro de Defensa, teniendo mayor rango militar, justo dos semanas antes del vil asesinato.

Y ese fatídico 28 de Octubre de 1959, a las 6 de la tarde, Camilo Cienfuegos sale del aeropuerto de Camagüey. En un Cessna 310, Bimotor, cuyos tanques pueden flotar en el agua, si, no se pueden hundir, junto al soldado Félix Rodríguez y el piloto Luciano Fariñas Rodríguez, que tenía más de 2,000 horas de vuelo pero a esa altura los Castros ya lo tenían todo preparado.

Asesinar a Camilo sería su segundo plan, porque el primero y más lógico, era ponerlo a pelear directamente con el Comandante más fiera de la revolución cubana, el señor Huber Matos. Pero esto último no sucedió, porque Matos y Camilo eran amigos. Y contrario a las mentiras que se cuenta en los libros de historia de la revolución cubana, Huber Matos, comandante de la columna #9 Antonio Guiteras, no se declaró nunca en rebeldía, de haberlo hecho la revolución cubana hubiera terminado en la democracia esperada, pero no fue así, Matos solo denuncio la epidemia del comunismo, y de paso pidió su renuncia.

Así que los Castros, enviaron a Camilo para que se mataran entre ellos, pero esto no sucedió, así que decidieron asesinarlo ellos mismos y que por supuesto, pareciera un accidente.

Por eso unos minutos después que despegara el avión del comandante Camilo, despegó un caza ingles Sea Fury con su arma desenfundada y con el objetivo de derribar un avión desconocido proveniente del norte, que según el comunicado del Estado Mayor, se encontraba sobre los cayos del norte.

Y el cubano promedio lanza sus flores en cualquier parte de Cuba, sin saber esto, o peor, con la vergüenza de saberlo y ser cómplice, sin saber siquiera que el Comandante Camilo Cienfuegos, que era una fiera en el combate, que era tremendo bromista y se la pasaba riéndose, debió llegar a la Habana a las 8 y 30 de la noche, pero eso no sucedió, porque para ese entonces, ya lo habían asesinado.

¿Por qué la noticia de la desaparición de Camilo, uno de los 4 hombres más importantes de la revolución, no se dio, antes de la media noche ese mismo día 28, sino que esperaron hasta el día 29 para darla? ¿Por qué Fidel Castro declara extrañamente y en público, que se enteró de la desaparición de Camilo  a las 5 de la tarde del día 29?

La desaparición del Cessna 310 fue achacada al mal tiempo, pero según los archivos del buró del tiempo en Miami, y los propios reportes meteorológicos de Cuba, había buen tiempo en toda la isla, con alguna nubosidad y vientos moderados.

Un pescador en Caibarién, Las Villas, vio a un avión ametrallando a una avioneta, y lo comentó. Lo llamaron a la Habana a declarar y más nunca se supo de él.

El piloto del caza modelo Sea Fury que despegó 4 minutos después que la avioneta de Camilo, desapareció.

El mecánico del aeropuerto de Camagüey que reportó que el caza ingles traía una ametralladora 20 mm desenfundada murió ese mismo día. Un carro lo atropelló.

Dos días después de la desaparición, se dio la noticia de que Camilo había aparecido, y el pueblo abandonó la búsqueda inmediatamente, y se tiró para las calles a celebrar. Así de popular era Camilo. Pero esa fue otra de las tristes mentiras de la revolución cubana. Noticia que seguro fue dada para limpiar la zona del derribo y de paso atar todos los cabos sueltos.

Mentira que el capitán Cristino Naranjo no creyó. Y cuando todos se enteraron que era mentira, que Camilo aún no había aparecido, Cristino se puso a investigar por su cuenta y dos semanas después fue asesinado en la entrada del cuartel Columbia. Dijeron que nunca se identificó, dijeron que tenían problemas y se cayeron a tiros. Cristino Naranjo murió en manos del capitán Manuel Beaton, quien luego se levantó en armas, y fue capturado y fusilado.

“Yo inmediatamente pensé que Fidel lo mató. Lo mataron por mi caso, Camilo era una víctima de Castro, quien estaba celoso de su popularidad”.

Eso declaró el Comandante Huber Matos cuando se enteró de la noticia, estando preso ya en la Cabaña. Mientras, el propio Fidel, desde antes, ya había sembrado la semilla de la duda, declarando en varias ocasiones que Camilo, era un borracho, un bohemio, y que las mujeres lo volvían loco, el pueblo lo ama, pero es un desastre.

Quizás por eso solo lo dejó subir al Granma a última hora, porque sabía que Camilo Cienfuegos, era una amenaza para sus aspiraciones. Por eso años después, la gente va a al mar a echarles flores, rememorando su muerte. Rindiendo un triste homenaje, que más que homenaje, nos sabe a una amarga advertencia.

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