Las minas de Sado reavivan las tensiones entre Japón y Corea del Sur



A riesgo de una nueva disputa diplomática, Japón deberá validar, este martes 1 de febrero, la candidatura de las minas de oro y plata de la isla de Sado para su inclusión en el Patrimonio Mundial de la Unesco.

Esta decisión, anunciada el 28 de enero por el primer ministro Fumio Kishida, provocó de inmediato una reacción de Corea del Sur, que "lamentó" que Japón estuviera promocionando un sitio "donde los coreanos fueron obligados a trabajar durante la Segunda Guerra Mundial", según Choi Young-sam, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores.

De acuerdo con la agencia japonesa para asuntos culturales, estas minas, explotadas desde el siglo XVII, han convertido a Sado en el sitio de extracción de oro más importante del mundo. La producción se intensificó con la industrialización de Japón en la era Meiji (1868-1912) y continuó hasta que las minas se cerraron definitivamente en 1989. Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 2.000 coreanos -la península fue colonia japonesa de 1910 a 1945- fueron forzado a trabajar allí.

El enfado de Seúl proviene de ahí, exacerbado por el precedente de la inscripción, en 2015, al Patrimonio Mundial de veintitrés sitios industriales de la era Meiji, incluida la isla de Hashima, frente a Nagasaki (suroeste), construida alrededor de una mina de carbón donde los coreanos también tuvieron que trabajar en condiciones extremadamente duras. Seúl accedió a la lista a cambio de la promesa de Tokio de informar al público sobre los trabajadores coreanos, admitiendo que fueron "traídos en contra de su voluntad y obligados a trabajar en duras condiciones". Esto solo se ha hecho parcialmente, lamentó, en julio de 2021, el Comité del Patrimonio Mundial.

Semejante responsabilidad podría amenazar la candidatura de las minas de Sado, ya que Corea del Sur podría bloquear su registro. Fumio Kishida se arriesgó a una nueva disputa diplomática, en particular para complacer a la franja conservadora del Partido Liberal Democrático (PLD, en el poder) hostil a cualquier concesión a los coreanos sobre trabajos forzados. Este expediente ha envenenado las relaciones bilaterales desde la condena, en Corea del Sur, en 2018, de industriales japoneses por la explotación de los trabajadores coreanos durante la guerra.

Hay que añadir, que la decisión japonesa también responde a consideraciones electorales. La inscripción en el Patrimonio Mundial es popular en el departamento de Niigata, del que depende la isla de Sado, y que debe elegir en mayo a su gobernador, ahora cercano al PLD.

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