Por
Cuba Impacto
El
líder de la junta militar de Birmania prometió "aniquilar" a los opositores
al régimen en un discurso este domingo en el "Día de las Fuerzas
Armadas", escenario el año pasado de una sangrienta represión de las protestas
a favor de la democracia.
La
junta "no negociará más (...) y destruirá hasta el final" a los
grupos que luchan por derrocar su poder, declaró Min Aung Hlaing ante más de
8.000 soldados reunidos en Naypyidaw, la capital construida por la ex junta a
principios de la década de 2000.
El
ejército realizó una nueva demostración de fuerza: tanques desfilaron por las
gigantescas arterias seguidos de camiones con misiles y piezas de artillería,
mientras aviones de combate sobrevolaban la ciudad luciendo los colores
amarillo, rojo y verde de la bandera nacional.
El
viceministro de defensa de Rusia, un importante proveedor de armas y aliado
tradicional de los generales birmanos, debía asistir al desfile. No pudo venir
debido a "los asuntos de su país", la operación en Ucrania, dijo el
portavoz de la junta, Zaw Min Tun.
163
manifestantes asesinados el año pasado el 27 de marzo
El
último "Día de las Fuerzas Armadas", el 27 de marzo de 2021, marcó el
día de represión más mortífero desde el golpe de Estado que derrocó a la líder
civil Aung San Suu Kyi el 1 de febrero de 2021. Unos 163 manifestantes fueron
asesinados a tiros ese día por las fuerzas de seguridad, según una ONG local,
la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP).
Birmania
ha caído en el caos desde el golpe de estado de los generales. Más de 1.700
civiles fueron asesinados y cerca de 13.000 arrestados según la AAPP, y la ONU ha denunciado "probables crímenes de guerra y crímenes de lesa
humanidad". Esta brutal represión puso fin a las grandes manifestaciones
pacíficas que sacudieron al país en las primeras semanas posteriores al golpe.
Desde
entonces, milicias ciudadanas apoyadas por minorías étnicas se han levantado en
armas contra el régimen en varias regiones. Los soldados toman represalias en
particular quemando casas, violencia que ha desplazado a decenas de miles de
personas.
La
junta se aprovecha de las divisiones de la comunidad internacional. Por un
lado, Estados Unidos anunció este viernes nuevas sanciones contra el ejército,
pocos días después de haber calificado oficialmente como “genocidio” los abusos
perpetrados en 2017 por militares birmanos contra la minoría musulmana de los
rohingyas.
Por otro lado, Beijing y Moscú continúan con su juego turbio y continúan suministrando armas, incluidos aviones de combate y vehículos blindados, a la junta, según el relator especial de la ONU, Tom Andrews.
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