En la colina que domina el puerto de la isla griega de
Leros, pacientes del cercano hospital psiquiátrico trabajan la miel en medio
del zumbido de las abejas.
Por
Cuba Impacto
“Es
un verdadero alivio para el alma”, dice uno de los pacientes del hospital
psiquiátrico de la isla griega de Leros, Artemis, mientras prepara tarros
llenos de miel. En la finca “Caserma”, la Cooperativa Social de la isla de
Leros, la primera de su tipo en Grecia, trabaja para dar desarrollo profesional
a personas que padecen trastornos psiquiátricos.
En
un murmullo de alas, los residentes de una docena de colmenas se alimentan de
los campos de lavanda, orégano y otras hierbas aromáticas, que se extienden
alrededor de un antiguo cuartel italiano renovado. "¡Es un paraíso para
las abejas!", dice Andreas Georgiou, terapeuta ocupacional y presidente de
la Cooperativa Social Dodecanesa (KOISPE), que cultiva y mantiene la finca.
La
cooperativa existe en Leros desde hace 20 años. Su objetivo: permitir que los
pacientes del hospital psiquiátrico tengan un trabajo no solo remunerado, sino
también valorado, a través de sus labores en el campo y el envasado de miel y
hierbas aromáticas. "La terapia de trabajo es el objetivo", dice
Georgiou, para que los empleados con trastornos psiquiátricos adquieran
"habilidades y perspectivas profesionales". Método principal: la
mayor “versatilidad posible”: “desde la colmena hasta la miel y desde la
recolección hasta el envasado de las hierbas, cada uno le pone la suya”, añade.
La
KOISPE de Leros emplea a trece personas supervisadas por apicultores
especializados y por un equipo de enfermeras y terapeutas ocupacionales del
hospital psiquiátrico de la isla. En Lepida, al sur del puerto, los empleados
preparan la miel dentro del propio hospital. Allí tienen un local para envasar
la miel y poner a secar las hierbas aromáticas. “Tratamos de mantenernos lo más
tradicionales posible”, dijo Artémis a la AFP. "Me encanta lo que hago aquí",
dice, "es un verdadero alivio para mi alma".
“Desinstitucionalizar los asilos”
Leros,
una pequeña isla de 53 km2 en el archipiélago del Dodecaneso, alberga un
manicomio desde finales de la década de 1950. Había estado en el centro de un
gran escándalo de abuso de pacientes a principios de la década de 1990. “Tiempos
oscuros para Leros y gracias a las reformas lanzadas por el gobierno griego y
por la Unión Europea, la KOISPE vio la luz del día. El nuestro es el primero de
este tipo en Grecia”, insiste Andreas Georgiou.
“Las
reformas iniciadas hace más de 20 años han cambiado radicalmente la atención de
los pacientes, en un afán por desinstitucionalizar los asilos”, continúa
Giannis Loukas, psiquiatra y exdirector del centro psiquiátrico. “Las KOISPE
como el de Leros son parte de estos desarrollos”, dice con satisfacción. Porque
“la ganancia terapéutica es inmensa” para los pacientes, apunta el psiquiatra.
Por lo tanto, pueden “trabajar normalmente y disfrutar de los derechos de los
empleados, en lugar de trabajar en el mercado negro, como se hizo durante mucho
tiempo en Leros y en otras partes de Grecia”.
Si bien
algunos pacientes residen en el hospital psiquiátrico, “una gran parte de ellos
vive en apartamentos en la isla” para una mejor “integración en la sociedad. Un
hecho que no es necesariamente evidente en Grecia”, especifica el psiquiatra.
Desde entonces, un puñado de ellos ha logrado reintegrarse en la industria de
la plomería en Leros o en la industria hotelera en Rodas.
“La cooperativa resiste”
Además
del trabajo terapéutico, "la cooperativa participa en la economía
local", explica a la AFP Dimitris Hantzandonis, experto en economía
social, que contribuyó a la creación de la KOISPE del Dodecaneso. Miel de la
"Caserma", certificada ISO, se puede encontrar así en gran parte de
los puestos de la isla.
Sin
embargo, la estructura sigue siendo frágil en cuanto a su financiación. Dotada
de "capital propio, compuesto por acciones de los cooperativistas, además
de ventas de miel y hierbas", la cooperativa a veces tiene dificultades
para "planificar una actividad a medio plazo", explica este doctor en
ciencias económicas.
La
financiación pública ciertamente contribuye a su salud financiera, pero los
pagos no son regulares y dependen “de la buena voluntad del Ministerio de Salud
griego”, lamenta Hantzandonis. Pero asegura que “pese a las dificultades, la
cooperativa resiste”.
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