Bajo un calor sofocante, cientos de miles de
musulmanes estuvieron presentes este viernes en el Monte Arafat para cumplir
con parte de los ritos de la peregrinación (el Hajj).
Por
Abu Duyanah
Este
viernes cientos de miles de musulmanes se reunieron en el Monte Arafat, Arabia
Saudita, como parte de los ritos del Hajj que reúne al mayor número de
peregrinos desde el comienzo de la pandemia de Covid-19. En autobús o a pie, los
creyentes convergieron desde el valle de Mina hacia el Jabal al-Rahma (Monte de
la Misericordia), donde el profeta Muhammad pronunció su sermón de despedida a
los musulmanes que le acompañaban en la peregrinación al final de su vida.
Luego,
miles se reunieron en la cercana Mezquita Namirah para las oraciones del
mediodía. Poco antes de la puesta del sol, grandes multitudes comenzaron a
abandonar el monte Arafat. Algunos peregrinos descendieron de la montaña
recitando oraciones, otros lloraban. “En 2020, pensé que nunca haría el hajj.
Me parecía el fin del mundo. Pero estoy aquí hoy. Allah es grande”, se regocija
Bassam Mohammed, un peregrino egipcio.
Durante
los dos años de pandemia, las autoridades saudíes solo autorizaron a realizar
la peregrinación a unos pocos miles de habitantes del reino, frente a los 2,5
millones de musulmanes de todo el mundo en 2019. Este año, cerca de 900.000
fieles, incluidos unos 780.000 extranjeros sorteados, siempre que estuvieran
vacunados y dieran negativo en la prueba PCR, fueron acogidos en La Meca y
Medina, que junto a Jerusalén, son los lugares sagrados del Islam en el oeste
del reino.
Mascarillas, desinfectantes
La
peregrinación se lleva a cabo a medida que los casos de contaminación por
Covid-19 se disparan en todo el mundo. Y la reunión de un millón de personas no
está exenta de riesgos. Las autoridades saudíes han anunciado el abandono del
uso de mascarillas en la mayoría de los espacios cerrados, pero lo impusieron
en la Gran Mezquita de La Meca. Por ello, un gran número de peregrinos no
llevan máscaras durante los rituales.
En
el Valle de Mina, donde pernoctaron de jueves a viernes en carpas climatizadas,
los fieles recibieron bolsas con mascarillas y gel desinfectante. Según el
Ministerio de Salud el jueves por la noche, no se detectaron casos de
coronavirus entre los peregrinos.
El
hajj, una de las reuniones religiosas anuales más grandes del mundo, es uno de
los cinco pilares del Islam y debe ser realizado por todos los musulmanes que
puedan permitírselo al menos una vez en la vida. “Estoy tan feliz de estar
aquí, como todos los demás. Es el hajj más grande desde el covid-19”, dijo Saad
Farhat Khalil, un peregrino egipcio de 49 años.
Calor opresivo
Otro
desafío durante la peregrinación: el calor agobiante con temperaturas cercanas
a los 44 grados centígrados. Al estar prohibidos los sombreros para los hombres
durante el hajj, los peregrinos intentan protegerse del sol con sombrillas,
alfombras de oración e incluso pequeños cubos llenos de agua.
Para
las mujeres es relativamente más fácil, pues llevan el velo y el resto de la
vestimenta que las cubre. “Podemos tolerar (el calor). Estamos aquí para el
hajj. Cuanto más toleramos, más valiosa es nuestra peregrinación”, dice Laila,
una iraquí de 64 años. Como medida de precaución, las autoridades reservaron
cientos de camas de hospital e instalaron "una gran cantidad de
ventiladores nebulizadores".
Último “tawaf”
Tras
la puesta de sol, los peregrinos se dirigieron a Muzdalifah, a medio camino
entre Arafat y Mina, donde dormirán bajo las estrellas, antes de realizar el
sábado el ritual de apedreamiento de las estelas que representan a Satán en
Mina, y celebrar la fiesta del Sacrificio, Eid al -Adha.
Luego,
los peregrinos regresarán a la Gran Mezquita en La Meca para realizar un
'tawaf' final alrededor de la Kaaba, el templo del profeta Abraham, que es la
estructura cúbica cubierta con tela negra bordada en oro y marca la dirección
hacia la que todos los musulmanes se vuelven en oración.
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