Sudán: el ejército dice dar paso a un gobierno civil luego del quinto día de plantón

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Desde el viernes, los manifestantes no abandonaban sus sentadas en Jartum y terminaron resquebrajando al general Abdel Fattah al-Burhane.

Por Cuba Impacto

El general Abdel Fattah al-Burhane, único al mando de Sudán desde el golpe de Estado del 25 de octubre, anunció este lunes que quería dar paso a un gobierno civil, en el quinto día de una sentada de manifestantes decididos a poner fin al poder militar y su sangrienta represión.

En televisión, el jefe del ejército y número uno del Consejo Soberano -máxima autoridad del país- anunció que "el ejército ya no participará en el diálogo nacional" lanzado bajo el auspicio de la ONU y la Unión Africana (AU) en particular, diciendo que quiere dejar que las fuerzas civiles formen un “gobierno de personalidades competentes”.

"Después de su formación (...) disolveremos el Consejo Soberano y formaremos un Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas" que sólo se encargará de las cuestiones de "defensa y seguridad", añadió. En el bullicioso distrito de Bourri, en Jartum, nuevos manifestantes salieron a levantar barricadas, visiblemente poco convencidos por la nueva promesa del líder militar cuya caída reclaman las calles desde el jueves.

"No confíes"

"No nos fiamos de Burhane, estuvo en la dispersión sangrienta" de la "revolución" que derrocó al dictador Omar al-Bashir en 2019, "luego llevó a cabo su golpe de Estado el 25 de octubre, así que sólo queremos que se vaya de una vez por todas", dijo a la AFP Mohannad Othmane, encaramado en una de las barricadas.

“Queremos que sea juzgado por todos los que han muerto desde el golpe” -114 manifestantes, según médicos prodemocracia-, añade Oumeïma Hussein, que se manifiesta en otro distrito de la capital. “Vamos a derribarlo como derribamos a Bashir”, insiste de nuevo.

En 2019, la presión de la calle obligó al ejército a destituir al general Bashir y luego compartir el poder con los civiles, algo poco frecuente en un país bajo el control de generales casi siempre desde su independencia en 1956. Pero el golpe ha cambiado radicalmente la situación: los civiles fueron arrestados por un tiempo y el gobierno que tenían, junto con el Consejo Soberano, fue destituido.

Desde entonces, todas las semanas, los prodemocráticos se manifestaron para exigir un poder civil. Su movimiento, que se había quedado sin fuerza hace varios meses, pareció recuperarse nuevamente el jueves. Ese día, aniversario simbólico de otro golpe de Estado, el de Bashir en 1989, y de la “revolución” que lo derrocó, se manifestaron decenas de miles de sudaneses.

"Hasta que caiga el régimen"

Frente a ellos, las fuerzas de seguridad dispararon munición real. Resultado: el día más mortífero del año con nueve manifestantes muertos, centenares de heridos y otros tantos detenidos. Pero, responde un manifestante en Jartum, “la calle sigue ahí, a pesar de todos los hermanos y amigos que hemos perdido”.

“Nos quedaremos hasta que caiga el régimen, obtengamos justicia para los muertos o heridos”, prosigue, negándose a dar su nombre. "Participaré en esta sentada hasta que nos digan que levantemos el campamento, ya sea que tarde un mes o un año, incluso dos años".

Desde el viernes, los manifestantes no han abandonado sus tres sentadas en Jartum, los suburbios del noroeste de Omdurman y los suburbios del noreste de Khartoum-Nord. Si eligieron tres puntos diferentes fue porque las fuerzas de seguridad bloquearon los puentes que conectan la capital con cada uno de sus suburbios, impidiendo una concentración masiva en un solo lugar.

Nuevo acuerdo

Hasta ahora, las Fuerzas por la Libertad y el Cambio (FLC), la columna vertebral del gobierno civil destituido durante el golpe, se negaban a participar en el diálogo nacional. "No tenemos ningún interlocutor", repitieron sus dirigentes, mientras que los partidos políticos y los comités de resistencia, que organizan las manifestaciones, dijeron que no querían discutir el asunto antes del fin de la represión y la liberación de los militantes y manifestantes detenidos.

El ejército y sus aliados –paramilitares o exrebeldes que firmaron la paz con Jartum–, en cambio, siguieron llamando a sumarse a la mesa de negociaciones. El discurso del lunes cambia por completo esa situación. La FLC celebró una "reunión de emergencia" el lunes por la noche para decidir qué hacer después del anuncio del general Burhane, dijo a la AFP uno de sus ejecutivos.

Las fuerzas civiles tienen que enfrentarse a una comunidad internacional que presiona para que se negocie entre civiles y militares, y a una calle que lleva coreando "no a la asociación, no a la negociación" con los generales desde antes del golpe. Si el general Burhane cumple su promesa, también heredarán un país en pleno estancamiento político y, sobre todo, económico.

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