El 24 de mayo, dos profesores y 19 estudiantes de
Uvalde cayeron bajo las balas de un pistolero. Este martes, las vallas, las
cámaras de vigilancia y las patrullas intentaron tranquilizar a los padres.
El 24 de mayo, en el pueblo de Uvalde, Texas, un joven de 18 años abrió fuego en la Escuela Primaria Robb, matando a 19 estudiantes y dos maestros. Esta matanza, que había consternado profundamente a los estadounidenses, estuvo acompañada de una polémica sobre la facilidad con la que el asesino había podido acceder al establecimiento y, sobre todo, el tiempo que tardó la policía -más de una hora- en entrar al salón de clases y abatirlo.
It's the first day back at school for children in #Uvalde — a little over three months after 19 students and two teachers were killed in a shooting at Robb Elementary School.
— KXAN News (@KXAN_News) September 6, 2022
Around town, there are murals painted for the victims. FULL STORY: https://t.co/zN54sGaTiJ pic.twitter.com/rUd0czAk8W
Las
clases no se habían reanudado y el inicio del año escolar se pospuso un mes
para preparar mejor la recepción de los estudiantes, aún traumatizados. Se tomó
la decisión no utilizar el edificio donde se produjo la matanza y, por tanto,
se organizó la vuelta a clases en otros recintos del colegio, situados a un
kilómetro de distancia.
Familias vacilantes
La
escuela Robb ha desplegado un importante sistema destinado a tranquilizar a las
familias y reforzar las condiciones de seguridad. Entre ellos, una valla para
marcar los límites de la escuela y filtrar de forma remota quién puede acceder
al establecimiento, cámaras de vigilancia y varias patrullas de seguridad. La
escuela primaria también reportó la presencia de consejeros de salud mental y
guardias de seguridad.
Queda
por ver si estos dispositivos serán suficientes para tranquilizar a padres e
hijos. Varias familias, por ejemplo, le dijeron a CNN que se resistían a enviar
a sus hijos a la escuela, considerando que las heridas psicológicas aún eran
demasiado fuertes.
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