Europa: Croacia se prepara para unirse al euro y al espacio Schengen


Croacia contó las horas el sábado antes de cambiar al euro e ingresar al área Schengen, dos pasos importantes para este país que se unió a la UE hace casi una década.

Por Cuba Impacto

A medianoche (01:00 GMT) del sábado, Croacia se despedirá de su moneda, la kuna, para convertirse en el vigésimo miembro de la zona euro. Al mismo tiempo, Croacia se unirá al espacio Schengen como el miembro número 27 de esta vasta zona dentro de la cual más de 400 millones de personas pueden viajar libremente, sin controles fronterizos internos.

El domingo, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, viajará a Croacia para conmemorar los dos eventos, anunció el gobierno croata el viernes.

Los líderes croatas insisten periódicamente en los beneficios que se esperan para este país balcánico, que tiene 3,9 millones de habitantes y pertenece a la UE desde julio de 2013. El país declaró su independencia de Yugoslavia en 1991 y el conflicto que siguió (1991-1995) provocó unas 20.000 muertes. La entrada en la zona euro y el espacio Schengen son "dos objetivos estratégicos para una mayor integración en la UE", insistió este miércoles el primer ministro conservador, Andrej Plenkovic.

Los expertos dicen que el cambio al euro ayudará a proteger la economía de Croacia, una de las más débiles de la UE, en un mundo plagado de inflación galopante, una grave crisis energética e inseguridad geopolítica desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero.

En noviembre, la inflación alcanzó el 13,5%, frente al 10% de la zona euro. Los países de Europa del Este que son miembros de la UE pero no de la eurozona, como Polonia o Hungría, han demostrado ser aún más vulnerables al aumento de la inflación. "El euro ciertamente trae estabilidad económica y seguridad", asegura a la AFP Ana Sabic, funcionaria del banco central croata (Banco Nacional de Croacia, HNB).

Temores de subida de precios

Los beneficios de unirse al euro los sentirán todos los segmentos de la sociedad: individuos, empresas y el estado, insiste. Los expertos citan en particular la eliminación de los riesgos cambiarios y mejores condiciones de endeudamiento ante las dificultades económicas.

El euro ya está muy presente en Croacia. Cerca del 80% de los depósitos bancarios están denominados en euros, los principales socios de este país mediterráneo están en la zona euro y el turismo, que supone el 20% del PIB, es abastecido por una importante clientela europea. Croacia ha recibido cuatro veces más turistas este año que habitantes.

La entrada en la zona Schengen también dará un impulso al turismo. Las largas colas en las fronteras croatas con sus vecinos europeos Eslovenia y Hungría serán cosa del pasado. El domingo cerrarán 73 puestos fronterizos. En aeropuertos, el cambio se producirá el 26 de marzo, por motivos técnicos. Al mismo tiempo, la situación en las fronteras del país con sus vecinos no pertenecientes a la UE -Bosnia, Montenegro y Serbia- apenas cambiará: Croacia ya aplica allí las normas del espacio Schengen.

La represión de la inmigración ilegal sigue siendo un gran desafío. Desde que el país se unió a la UE, ha heredado la ardua tarea de proteger una frontera terrestre externa de más de 1350 km de largo, la mayor parte con Bosnia.

Croacia se encuentra en la llamada ruta de los Balcanes Occidentales utilizada por inmigrantes, pero también por traficantes de armas, drogas y seres humanos. La frontera con Bosnia es la más difícil de gestionar, por su longitud, pero también por su orografía accidentada. Tras el reflujo de los cruces clandestinos vinculado a la crisis sanitaria, Croacia registró 30.000 inmigrantes ilegales en los diez primeros meses de 2022, un aumento del 150 % respecto al mismo periodo del año anterior.

Los croatas perciben su entrada en el euro y el espacio Schengen con sentimientos encontrados: si en general acogen con satisfacción el fin de los controles fronterizos, el cambio de moneda inspira desconfianza. "Lloraremos nuestra kuna, los precios explotarán", lamenta Zagreb Drazen Golemac, un jubilado de 63 años. Su mujer Sandra, sin embargo, quiere ser optimista y dice estar segura de que “el euro tiene más valor”. “Nada cambia el 1 de enero, todo se ha calculado en euros durante dos décadas de todos modos”, observa Neven Banic, un empleado.

Durante mucho tiempo, los croatas han contado en euros el precio de bienes valiosos, como automóviles o apartamentos.

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