Se ha encontrado material genético perteneciente a una mujer en una joya que data de entre 19.000 y 25.000 años.
Por Cuba Impacto
Huellas
de sudor en un colgante tallado en un diente de ciervo hace miles de años han permitido
datarlo y saber un poco más sobre el dueño de la joya, gracias a una nueva
técnica de extracción de ADN. Era una mujer, hace unos 20.000 años,
detalla un estudio publicado esta semana en la revista científica
"Nature".
“Los
objetos hechos de piedras, huesos y dientes son esenciales para comprender las
estrategias humanas de subsistencia, comportamiento y cultura en el
Pleistoceno”, hace más de 12.000 años, recuerda el estudio realizado por
investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania.
Técnica
no invasiva
Hay
una gran cantidad de tales objetos, pero es difícil relacionarlos con un
individuo en particular, a menos que se descubran en una tumba, lo cual es
bastante raro. El equipo de Max Planck superó la dificultad probando una
técnica de extracción de ADN no invasiva y, sobre todo, no destructiva en un
colgante. Fue descubierto en la cueva siberiana de Denisova, famosa por
haber albergado a varias especies humanas durante casi 300.000 años.
El
objeto, una especie de pequeño disco plano de 2,5 cm de largo, con un orificio
que permite usarlo como colgante, fue tallado en el diente de un alce, una de
las especies de ciervos más grandes. Sin embargo, naturalmente porosos, un
hueso o un diente “pueden funcionar como una trampa”, para el ADN del mamífero
del que proceden, pero también para el ADN procedente de la “colonización
microbiana o manipulación humana”, con restos de sudor, sangre o saliva.
Los
investigadores probaron varias soluciones químicas para extraer ADN de
especímenes de huesos y dientes de animales encontrados en sitios
arqueológicos, antes de descartar soluciones que alteraran la superficie de los
especímenes. Retuvieron una solución a base de fosfato de sodio para bañar
en ella el colgante, e incubar los fragmentos de ADN así obtenidos a diferentes
temperaturas. Para evitar cualquier contaminación, el colgante había sido
extraído de su matriz de tierra con guantes e inmediatamente colocado en una
bolsa sellada.
Hace
entre 19.000 y 25.000 años
Las
secuencias de ADN de humanos y alces han fechado el conjunto entre 19,000 y
25,000 años. Y sobre todo para afirmar que una mujer había elaborado o
manipulado el colgante, y que pertenecía a un grupo humano del norte de
Eurasia, previamente identificado más al este, en Siberia.
Los autores del estudio creen que su método debería permitir en el futuro combinar análisis culturales y genéticos para objetos hechos de hueso. Siempre que se apliquen sistemáticamente protocolos de excavación para minimizar el riesgo de contaminación humana.
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